No obstante, todavía hubo
colaboración en un asunto de trascendencia nacional, al ser aprobada
por unanimidad el 11 de julio de 1971 la ley de nacionalización de
las minas del cobre, preparada ya por el Gobierno anterior. "El
cobre es el sueldo de Chile", "el Cobre es nuestro" eran las
consignas populares‑, y más fuertes las consignas, cuando estallaron
los conflictos políticos por falta de una indemnización adecuada a
las empresas expropiadas de los EEUU (Anaconda, Kennecott), que
lograron el bloqueo de venta del cobre chileno y enfriar las cuentas
estatales de Chile en los EEUU. Infructuosamente se opuso el
Gobierno chileno a esa política con el argumento, de que la
inversión básica de los explotadores del cobre no subía de 30
millones de dólares, mientras que las tasas de utilidad eran
escandalosas y llegarían en 40 años con más de 4000 millones de
dólares, mucho más allá de toda una indemnización justificada. ‑
La política de aumento del
consumo, la incapacidad de los nuevos dirigentes en los puestos de
mando, la deficiente preparación de la gente en las "cooperativas"
agrícolas o empresariales y la obstaculización que ponían en
práctica sus antiguos propietarios u otros empresarios, así como el
acaparamiento de alimentos ante la inseguridad del futuro,
provocaron muy luego un desabastecimiento y una grave escasez
alimenticia. Fue así que se desató la protesta de muchas amas de
casa, ante todo de la clase media. Hubo la primera "marcha de
cacerolas" el 1 de diciembre de 1971, en la misma noche en que
Allende despedía a Fidel Castro, su visita de casi cuatro (!)
semanas en Chile. A partir de este día las mujeres en protesta
golpearon sus "ollas vacías" todas las noches a las diez (En Chile
se dijeron que las mujeres tengan más "agallas", valentía que los
hombres.)
Para terminar una vez por
todas con las expropiaciones desenfrenadas, arbitrarias y ilícitas
elaboró la DC un proyecto de reformas a la ley fundamental que
definía las tres áreas de la economía (estatal, mixta y privada) y
la obligación de aplicar las reformas por ley y no por instrucciones
gobernativas. A dicha obligación y a las cláusulas de protección
contra la estatización se opusieron los legisladores de la UP y el
Presidente Allende. De eso resultó que por primera vez la DC pactó
con sus adversarios de siempre y despachó, junto con los diputados
conservadores, dicha ley de reforma de la Constitución, el 12 de
febrero de 1972, una fecha decisiva para Chile!
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